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Roberto Quintero M.

EL FASCINANTE ORIGEN Y EVOLUCIÓN DE LOS APLAUSOS COMO EXPRESIÓN UNIVERSAL




Los aplausos, una de las formas más comunes de expresar aprecio y unidad, tienen una historia rica y antigua que se remonta a los primeros días de la humanidad. Aunque en la actualidad son una respuesta frecuente en conciertos, teatros y eventos deportivos, su origen y evolución van más allá de lo que se podría imaginar.

 

De herramienta de comunicación a expresión cultural

Según un artículo de la BBC, los primeros Homo sapiens probablemente comenzaron a aplaudir hace miles de años, mucho antes de desarrollar un lenguaje hablado. En aquel entonces, el sonido de las palmas servía como una herramienta de comunicación rudimentaria para advertir sobre depredadores o intimidar enemigos, de forma similar al comportamiento observado en algunos primates.

 

Más adelante, los aplausos adoptaron un significado más simbólico. En textos bíblicos aparecen como una forma de adoración y expresión de alegría. Los antiguos romanos, por su parte, los institucionalizaron como parte de los eventos teatrales. Al final de cada escena, los actores pedían al público que aplaudiera con la palabra "plaudite", transformando esta acción en una herramienta para medir la popularidad, similar al impacto de los "me gusta" en las redes sociales modernas.

 



Aplausos "por contrato" y su simbolismo social

En el siglo XVI, surgió un fenómeno peculiar conocido como "aplaudidores de contrato", personas que eran pagadas para garantizar que un espectáculo recibiera una ovación ruidosa. Este fenómeno marcó el inicio de los aplausos como un indicador no solo de aprecio genuino, sino también de influencia y prestigio.

 

El acto de aplaudir es una expresión casi universal, pero ¿por qué se eligió esta acción en lugar de otras como gritar o silbar? La respuesta radica en la facilidad con la que las palmas generan un ruido fuerte con poco esfuerzo, haciéndolos una forma sencilla y socialmente aceptable de expresar entusiasmo. Aunque gritos como "bravo" o "brava" son comunes en la ópera, los aplausos han permanecido como la respuesta estándar en todo tipo de eventos.

 

Un gesto que crea lazos sociales

Más allá de su simbolismo en los espectáculos, los aplausos tienen un papel crucial en la creación de vínculos sociales. Durante la pandemia de COVID-19, por ejemplo, los aplausos se convirtieron en una muestra colectiva de gratitud hacia los trabajadores de la salud. A pesar del distanciamiento físico, este acto reforzó la sensación de comunidad en tiempos de crisis.

 

Psicológicamente, los aplausos también son contagiosos. Una vez que alguien empieza a aplaudir, los demás suelen sentirse inclinados a unirse, creando una experiencia compartida que solo termina cuando uno de los participantes decide detenerse.

 

Así, los aplausos no son solo una forma de reconocimiento, sino también un reflejo del instinto humano por conectarse, comunicarse y celebrar de manera conjunta. Su historia, que abarca desde los primeros días de la humanidad hasta los eventos modernos, demuestra su importancia como un gesto sencillo pero poderoso que une a las personas.

 

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